lunes, 19 de diciembre de 2011

Noche de peña nacional, popular en La Dominga

En un rincón de la ciudad, la música y la palabra encendieron la llama. El patio del Espacio Cultural La Dominga (Ayala), en la esquina de Provincia de Entre Ríos y Gualeguay, se vistió de fiesta. Adornado por los integrantes de la cooperativa de trabajo cultural “De la Bajada” con antorchas y coloridas mesas de madera adornadas con velas, la noche de viernes se hizo peña. Entre folclore, batucada, empanda, vino y cerveza los barrios del noreste reavivaron la historia y con un cierre a toda percusión sus visitantes se despidieron en un bailón.



La velada abrió por la noche, bajo la luna menguante, en medio de unos sauces lindos para escalar, y una palta joven que hacía de telón para el escenario de tierra. Así arrancó la cosa, con la presentación de Truco Gallo, como su nombre lo indica, un conjunto de a tres. Guitarra percusión y teclado recorrieron el espinel con canciones de Ramón Ayala, unas chacareras, un gato y cuando el público lo pidió, con un triunfo cerraron, “para Riquelme que está feliz”, lanzaron desde entre el gentío, y al terminar estallaron los aplausos.

Para entonces el espacio cultural La Dominga, con todos sus visitantes dentro, ya había entrado en calor. Desde junio que abrió sus puertas, hasta esta noche de diciembre cuando tuvo su peña nacional, popular y bautismal sirvió de refugio para la cultura, el arte y la alegría de los pibes en los barrios de alrededor, entre ellos el Aatra y el Lomas del Mirador II, lo que quedó demostrado una vez que entró por la puerta principal, vestida de dorado, verde y naranja, la murga “Estrella Federal”.


En su presentación, la murga desplegó ritmo y colorido, también baile y fundamentalmente alegría que contagió a todos en ese patio peñero. Protagonizada por jóvenes con gran profesionalismo y un claro proyecto político, la murga Estrella Federal se despidió tocando, bailando y sonriendo para sumarse a la peña que continuó su viaje por la noche entre amigos.

A Rubén Moreno, más conocido como “dibujo”, le tocó continuar, y agregó paz con la buena música de su saxofón para la noche en cuestión. Cosa que continuaron el dúo Arce Sosa, con guitarra, vientos y voz, entre instrumentales y temas del cancionero popular.


La noche mágica en la peña de La Dominga tuvo entre risas y abrazos, nuevos visitantes, y hasta una cuerda de tambores que trajeron sus ritmos negros hasta el patio que invitaba a bailar descalzos. Chico, piano y repique sonaron hondo y retumbaron en la tierra del escenario, y en el barro de la historia que más tarde se hizo escultura cuando sonaron juntos esa misma cuerda con los Estrella Federal. Y en ese abrazo sonoro se nos fue la noche, bailando y riendo bajo una luna menguante en un rincón de la patria que le dicen La Dominga, espacio cultural.